miércoles, 9 de febrero de 2011

Sobre Cisnes y Obsesiones.-



Angustiante, opresiva, sofocante, desquiciada, sombría, sórdida y perfecta. Técnicamente perfecta, dramáticamente desgarradora y actoralmente sobresaliente. Los ojos del director puestos magistralmente en la retina de la protagonista, sumergiéndonos en un mar de incertidumbre, de dudas sobre lo que es real o no y de una asmática sensación cinematográfica. Black Swan, la nueva película del grande e infravalorado Darren Aronofsky, es lejos una de las películas más acongojantes que he visto y ale, que a mi me gusta que las películas me rajen los nervios. Pero esta fue más allá, consiguiendo el mismo efecto que en su época y hasta ahora provocó la puteada Requiem for a Dream: No quiero verla de nuevo en mucho tiempo.

Black Swan, así como todas las películas de Darren, es el retrato de una obsesión, una declaración sádica de los límites humanos y de que tan cierto es eso de "persigue tus sueños / reach for the Stars". Terrible y envolvente, la película no ve diferencias entre públicos ni críticos, mezclando de manera perfecta elementos de ese apestoso y gafapasta neoneorealismo y efectos especiales al más puro estilo Wolf. La película arrolla a todo el público, le destroza los nervios y daña la psiqui. Si bien, un par de personas de la sala se pararon al final y dijeron "No entendí mucho", NADIE salió indiferente de esta, nadie salió igual que como entró. Es que si no es con ese fin ¿Para que chucha vemos cine, no?

Gran película, de las mejores en mucho tiempo, Darren se las rifó y está en todo su derecho de ganarse un oscar, un bafta o las llaves del mismo puto infierno; porque una película así, tan bien realizada y con la visión autoral tan explícita, descarnada y visceral, solo puede venir de las flamas del puñetero averno.

Grande Darren, volviste de donde viniste, al mismo caos.

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