viernes, 22 de abril de 2011

156.-

A la chucha con el alza de los pasajes, la bencina y los cigarros. A la chucha los curas pedófilos, los fanáticos religiosos y las instituciones que compran el alma de gente que necesita ayuda. A la chucha los recuerdos, las memorias, las cosas pasadas que generan las cosas que vendrán, a la chucha un rato con el frío y que se vaya a la chucha de antemano el calor de la urbe. No más dolores de cabezas, no más sorpresas ni más alarmas, no más manyonesa tirada la piso gratuitamente, no más Spaceboys nauceabundos ni más retorcijones estomacales. No más ruido, no más susurros, no más gritos, no más silencios incómodos.

La latencia, a la chucha.

Fuera de sentimientos, fuera del sonido y fuera del tiempo. Correr tan rápido como se pueda y no detenerse hasta que los pies se carbonicen con el asfalto, luego las piernas, luego las caderas, luego el torso, los hombros y los homóplatos, el cuello, que la manzana de adán ruede y se pulverize rápidamente, la cabeza, los puntos, las comas, todas las comas si todas las comas posibles.

Maldita sea la ambivalencia de los sentimientos.-

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