domingo, 10 de abril de 2011

De jarropato y demases artilugios de feria artesanal.-

Hoy conocí a una de las últimas decendientes Kaweskar de raza pura que aún quedan en la Patagonia. Se comunicaba con un intelegible híbrido entre un fractado español, su idioma aborigen aprendido a duras penas y varios fonemas que no logré decifrar; la imagen era extraña, para nada molesta, solo extraña. Un pedazo de historia capturado en el tiempo y traído a golpes a nuestro tiempo.

Le pedimos sacar una foto y se negó rotundamente, su español mejoró de inmediato y nos dijo que teníamos que pagarle por dicha foto. Teniendo en cosideración los hechos y como la historia ha tratado a los indígenas, lo entiendo. Pero sentir en carne propia como el revez capitalista golpeama mi mejilla fue, por lo bajo, descolocante.

Antes se les perseguía y asesinaba, se destruía su cultura, se cristianizaban y se utilizaban como mano de obra barata. Ahora están relegados netamente a ser las mujeres barbudas de una sociedad que trata de preservar culturas que ella misma a destruído. Los tienen ahí en la esquina donde se tiene al niño de cristal y al primo raro, pero noble.

Espero que el día de mañana seamos nosotros a quienes nos estén enseñando a hablar español o chileno, seamos nosotros los que vendamos sepa-dios-que-artesania a sepa-dios-que-mecenas y seamos nosotros los que estemos siendo salvados, quizás sin querer, por algunos con demasiado tiempo libre y demasiada culpa en las conciencias. A ver donde iremos a parar, a donde nos llevará este circo cultural en el cual lo que se ve simple es ostentoso y donde lo complejo no es más que una coraza que cubre la real simpleza: la humanidad.

¿Qué ha sido todo esto? Una mierda extraída de escuchar este disco y sucumbir ante la torcida psicología del fin del mundo.-

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